PRIMERA PARTE “LAS ENSEÑANZAS”
(Una forma yaqui de conocimiento)
IV (2)
Martes, 30 de enero, 1962
-¿Qué ve usted cuando Mescalito lo lleva consigo, don Juan?
-De esas cosas no se platica. No puedo decirte eso.
-¿Le pasaría algo malo si me dijera?
-Mescalito es un protector, un protector manso y bueno, pero eso no quiere decir que pueda uno burlarse de él. Por ser un protector bueno también puede ser el horror mismo para los que no le gustan.
-No quiero burlarme de él. Sólo quiero saber qué hace hacer o ver a otras personas. Yo le describí a usted todo cuanto Mescalito me hizo ver, don Juan.
-Contigo es diferente, a lo mejor porque no conoces sus modos. Hay que enseñarte sus modos como se enseña a caminar a un niño.
-¿Cuánto tiempo más hay que enseñarme?
-Hasta que él mismo empiece a tener sentido para ti.
-¿Y entonces?
-Entonces comprenderás solo. Ya no tendrás que decirme nada.
-¿Puede usted decirme solamente a dónde lo lleva Mescalito?
-No puedo hablar de eso.
-Nada más quiero saber si hay otro mundo al cual lleva a la gente.
-Hay.
-¿Es el cielo?
-Te lleva a través del cielo.
-Quiero decir, ¿es el cielo donde está Dios?
-Ya te estás haciendo el pendejo. No sé dónde está Dios.
-¿Es, Mescalito, Dios el único Dios? ¿O es uno de los dioses?
-Es sólo un protector y un maestro. Es un poder.
-¿Es un poder dentro de nosotros mismos?
-No. Mescalito no tiene nada que ver con nosotros mismos. Está fuera de nosotros.
-Entonces todo el que ve a Mescalito debe verlo en la misma forma.
-No, de ninguna manera. No es el mismo para todos
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